Transitamos días tristes para la Lij Argentina (e iberoamericana). El pasado viernes 24 de mayo llegaba un comunicado que anunciaba el deceso de una de las escritoras más influyentes, arriesgadas, fresca, inteligente, audaz y respetuosa de la infancia…ELSA BORNEMANN partía a los 61 años, dejando huella profunda en varias generaciones de lectores.
Elsa nació en Buenos Aires en el año 52´ y desde muy pequeña comenzó a escribir historias que reforzarían su profesión. Su padre fue un referente importante en su vida, quien incentivó y apoyó su carrera.
Autora de escritura poco convencional, irónica, humorística y “políticamente incorrecta” llegaba al corazón de sus lectores para perdurar en ellos y elegirla durante varias generaciones.
Su libro “Un elefante ocupa mucho espacio”, antología de quince cuentos para chicos publicada en el año 1975, fue prohibido durante la dictadura militar Argentina, bajo el decreto Nº 3155 al considerar que "se trata de cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo” y que “de su análisis surge una posición que agravia a la moral, a la familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone". De esta manera Elsa pasaba a formar parte de los “autores prohibidos” bajo esa dictadura. Sin embargo en el año 76´ la obra ya formaba parte de la denominación en la Lista de Honor del Premio Internacional Hans Christian Andersen otorgado por el IBBY que reconocía (por primera vez en la obra de un escritor argentino) al libro "un ejemplo sobresaliente de literatura con importancia internacional".
La escritura dúctil de Bornemann aborda temáticas como lectores disímiles, el desborde de la fantasía, la presencia del amor, la muerte, el terror y demás temáticas son afrontadas sin tapujos en su obra.
Este año se cumple un cuarto de siglo de su popular obra de terror “¡Socorro! (12 cuentos para caerse de miedo)”, libro que la popularizó entre los más destacados escritores argentinos de Lij.
Su escritura cómplice seguirá acompañando a generaciones pasadas, presentes y venideras.
¡Elsa, seguiremos leyéndote, seguirás siempre cerca…!
